Rebuscando entre los trastos del trastero encontré una
silla, un caballete y algún trasto más para futuras restauraciones.
La silla después de lijarla y pintarla con una pintura al
agua decidí cambiarle el asiento, para ello he tapizado un trocito de madera
con una tela de estilo japonés, lo que le ha dado un toque muy luminoso y
alegre.
El caballete me llevó más tiempo, ya que tuve que buscar algunas piezas fuera. Después de lijar como en casi todos los trabajos de restauración de la madera, le di una base de nogalina y una capa de barniz, no es tan vistoso como la silla, pero es necesario para que a la hora de pintar lienzos no distraiga a la vista los tonos del caballete. Se lo regalaré a mi yerno.
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