Después de un viaje intenso, toca
hacer balance de estos días. Primero hemos podido disfrutar de la Villa de
Sitges, dar unos grandes paseo por su malecón, disfrutando del Sol (de ahí
Costa D’ourada), de la brisa del mar y del agua del mediterránea.
Y todo esto para disfrutar del
Festival Internacional de Patchwork, recorrimos todas las exposiciones, viendo diferentes
estilos de combinar telas, para forma obras de arte, donde poder descubrir a esa
Gioconda escondida, desde el arte moderno al clásico, el típico jardín de la
abuela, hasta las figuras geométricas tan conocidas en el patchwork.
En tercer lugar podríamos hablar
de carpas, donde hemos podido ver toda clase de tiendas de todas partes. Pero
no pudimos disfrutar de los stands tanto como nos hubiera gustado, por la gran
aglomeración de gente que había. Pero al final compramos gastando menos de lo
que nos hubiera gustado.
Y por último otra de las cosas
que ofrecía la Villa para que no se hicieran monótono o aburrido, era en la
zona centro donde podías encontrar toda clase de tiendas, además era una zona
peatonal que permitía pasear sin
problemas y esta zona al llegar la noche se convierte en un paraíso nocturno,
con un montón de locales de ahí que sea la cuna del Bacardí.
La mayoría son auténticas obras de arte. Por cierto, estáis viajeras total.
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