Otoño, siendo el fruto por excelencia de esta época del año, las castañas. Sus propiedades son inmensas, tanto culinarias como beneficiosas para la salud, pero no voy a contaros nada de eso pues para ello hay cantidad de blogs.
Os cuento, he tenido relación con las castañas a lo largo de toda mi vida. Para mí, no es sólo un fruto. Es una inmensidad de recuerdos;
Os cuento, he tenido relación con las castañas a lo largo de toda mi vida. Para mí, no es sólo un fruto. Es una inmensidad de recuerdos;
De pequeña mis abuelos me enseñaron a recoger castañas para posteriormente durante los meses de invierno poder disfrutarlas, asadas, cocidas, en tarta etc. Me preparaban bien, botas, guantes, gorro y bufanda, súper abrigadita, ya que empiezan los primeros fríos, las primeras lluvias, todo ello acompañado de la caída de las hojas de los árboles, el aroma a hierba mojada, a mañanas de niebla, paseos por el monte, removiendo hojas para que aparezcan las castañas, etc. Y el regreso a casa con el cesto lleno.
Para luego durante las tardes lluviosas o de nieve, estar en la cocina al calor de la lumbre asando castañas y disfrutando de ellas calentitas. ¿Qué recuerdos más sabrosos?
Hoy en día, a pesar de los años pasados, me siguen entusiasmando, sigo disfrutando de este fruto otoñal, no solo en invierno, las congelo y dispongo de ellas en cualquier época del año.
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