Cada estación del año tiene su encanto pero el del otoño es
especial.
Es la época de la recolección, aunque actualmente ya no sea
muy significativo ya que tenemos en el mercado todos los productos en cualquier
momento del año.
Pero por naturaleza aquí este es el tiempo de la cosecha y
de preparar los productos para conservarlos y poder disfrutar de ellos prácticamente
todo el año (como hacían nuestros
abuelos).
Se colocaban los membrillos en armarios, repisas, etc. Para así tener perfumado el hogar.
Hoy toca el membrillo, fruta que tiene un sabor acre y
astringente, pero que con un poco de azúcar tienes innumerables de posibilidades como al
horno, para tartas, compotas, etc.
Lo más conocido es la carne de membrillo, para su
elaboración solamente es necesario azúcar, membrillo y mucho amor.
Aquí estoy preparándolo de forma tradicional, cociéndolo de
forma lenta… ¡Que olor más agradable deja en toda la casa! Es como volver a la
niñez, ese olor que parece que se nos
olvida, pero que no, permanece ahí, en la memoria.
Buen provecho.
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