Este año hemos ido al Encuentro
de Encajeras de Miranda de Ebro, hacía ya algunos años que no íbamos, y este
año, nos cuadro a las tres bien, asique allí nos encontramos.
Habían cambiado la ubicación con
respecto a la última vez que estuvimos, y creemos que el nuevo sitio, aunque es
mucho más grande y amplio, bien iluminado, no es nada promocional para esta
actividad, ya que era en un polígono industrial situado a las afueras de
Miranda que la mejor opción era ir en coche, ya que el autobús pasaba cada
media hora.
La organización sí que nos gustó,
lo tenían divido entre los asistentes y los acompañantes al encuentro.
Las asistentes estaban
distribuidos por escuelas, así que no había ningún problema para ubicarte, localizabas en
seguida tu sitio y a la vez algunas compañeras de otras provincias con las que
compartimos aficiones. La exposición de este tenía muchas cosas, pero estaban
un poco amontonadas las piezas lo que impedía disfrutar plenamente de las
labores, y alguna estaban un poco alejadas
por lo que no podías ver los
detalles, las organizadoras estaban pendientes para todo lo que pudiéramos
necesitar.
Los acompañantes al encuentro tenían
una visita guiada que en esta ocasión fue a las ruinas del Castillo, con una
pequeña explicación de la panorámica del pueblo y una breve introducción a su
historia. El Castillo está situado en una zona elevada de la antigua ciudad de
Miranda y lo tienen muy bien conservado además allí han instalado para proteger
algo más la zona un pequeño botánico.
El almuerzo fue en el restaurante
del Conde de Frías, y el menú era variado, pero las camareras eran poco
profesionales, a más de un asistente les cayeron la salsa encima, daba la
sensación de que no estaban preparados para grupos tan grandes, ya que allí nos
encontramos las encajeras de las todas provincias que habíamos asistido al
encuentro, aunque el sorteo final lo hizo más llevadero, ya que nos toco una
bolsa con producto del café Gometero, para estas tardes de lluvias entre
puntada y puntada un sorbito.
Para terminar, después de comer
dispusimos de una horita que nos dio la oportunidad de disfrutar algo más de
Miranda un pueblo que está bien cuidado y que tiene cosas que ofrecer y cuida
al turista.
En el conjunto de todo hemos
disfrutado, nos hemos echado unas risas, y allí nos veremos el año que viene.